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LA VIDA EN UN ACORDE DE MI GUITARRA

ROOSEVELT 1990

Cuando tenía 13 años me regalaron mi primera guitarra. No la usé hasta los 15 porque el diapasón me resultaba incomodo. Mi hermano intentaba mostrarme el buen rock, pero yo no le hacía caso, prendía la radio y escuchaba lo primero que sonara. Estudié batería y la toque, pero mi primer amor fue esa nena con cuerdas, entre baladas trovas y nuevaolas me divertía con quien se había convertido en mi mejor amiga.
A los 16 recibí mi primera guitarra eléctrica, mi padre me la regaló luego de que me entró la fiebre por el rock subterráneo por culpa de mi amigo Humberto, con el parábamos en el colegio (“leusemia” y su música fue el grupo con el cual me inicié en el Rock). No le encontré sentido al principio pero igual lo tocaba con mis amigos, hasta que recibí como obsequio el “Led Zeppelin I”. Puedo decir que Page se convirtió en mi maestro por muchos años, incluso aún lo es.
Estoy seguro que muchos dirán que hay mejores guitarristas que él para tomar como ejemplo; pero, debo decir que por Led Zeppelin y Page que “mi romance” con el blues dio sus primeros pasos y aún los tiene como protagonistas. Todo inició con “You shook me” y “Dazed and Confused”. Esos fueron los primeros solos de guitarra eléctrica que improvisé, los primeros riff que luego intenté adivinar al oído fueron “black dog”, “Heartbreaker ” y “Whole Lotta Love”. Pasaron los meses y llegó Hendrix, Alvin Lee, Kirk hammett, Ritchie Blackmore, E. Van Halen, Slash, Satriani, Yngwie Malmsteen… El culto por la guitarra se había convertido en decibeles perdidos en mi dormitorio y cuanto concierto asistí.
Luego vino Metallica y fue otro mundo recorrerlo, ¿donde se hizo esta música, de donde vino?.
Mi vida quedó enmarcada en sonidos orgásmicos que transportaban mis sentidos a algo más allá que el Nirvana del cual habla el budismo.
Pasé muchas horas de mi vida delante del amplificador, creando efectos con pedaleras. Haciendo ruidos y solos de guitarra. Cerraba los ojos y entre muecas por alcohol disfrutaba cada nota que salía de quien por muchos años fue el amor de mi vida, mi guitarra. Aprendí a tocar (o intentar tocar)con los dientes como Hendrix y ponerme luego la guitarra sobre los hombros, bailé con ella como lo hacía Chuck Berry, nos drogamos juntos y disfrazados de leyendas distribuimos cada octeto de manera ordenada dentro de la partitura.

ROOOSEVELT  (1994)

En la historia del Rock existen sin duda excelentes solos de guitarra, para navegar en nuestra imaginación con cada uno. No podría dar mi veredicto sobre el mejor, el número uno; de seguro sería un blues, no sé cual. Sólo les puedo decir, a ustedes amantes del rock y el placer que provoca un solo de guitarra; que lo más cercano que he estado al paraíso prometido, a la vida eterna y a la felicidad plena es cuando a ciegas y con una vibración en el pecho, el amor de mi vida o cualquiera de sus otras amigas de 6 cuerdas, coqueteó con mi alma y mis oídos.
Bienvenidos al paraíso.
EL BRUJO






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